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La sal común o cloruro sódico es la principal materia prima para la fabricación, mediante procesos electrolíticos, de cloro, utilizado en todo el mundo como agente desinfectante de aguas, entre ellas las de las piscinas. La cloración salina trata de fabricar en la propia piscina y dependiendo de las necesidades de cada momento, el cloro necesario para la desinfección a partir de una solución salina de agua.
Gracias a ella se consigue un ahorro de tiempo y mano de obra, automatizando sustancialmente el proceso, un ahorro económico eliminando los productos de cloro, y un aumento de seguridad de los trabajadores y usuarios de la piscina al evitar la manipulación de productos químicos.
El cloro se consigue gracias a la electrolisis producida en el agua debido a la concentración de sal que hay en ella. El nivel de sal en el agua suele ser de 4-6 g/l, por lo que los bañistas apenas la notan (el agua de mar llega a los 35 g/l). La sal se debe añadir durante el llenado de la piscina. Estas reposiciones se deben a las pérdidas de agua sufridas durante los lavados del filtro.
Si la piscina funciona con agua de mar, no es necesario añadirle sal. Al llevar el agua una concentración de sal elevada, de 35 g/l, los consumos eléctricos son más reducidos.
La electrolisis consiste en una célula instalada en el circuito de retorno, que contiene los electrodos que generan una débil corriente eléctrica, debida a una diferencia de potencial entre ellos.
La calidad de los electrodos determina la producción de cloro y la duración del sistema. Así mismo cloro producido por el clorador salino depende del amperaje que pasa por la célula de éste. Si el amperaje es más débil, más escasa será la producción de cloro.
La diferencia de potencial logra que de la sal y el agua, se produzca sosa (NaOH), hidrógeno (H2 ) y cloro (Cl2). Éste último se disuelve en el agua formando ácido hipocloroso y clorhídrico. El ácido hipocloroso (HClO), es el desinfectante y oxidante, que destruye los residuos orgánicos, gérmenes patógenos y algas.
Por último se produce una reacción de neutralización entre la sosa y el ácido clorhídrico que forma de nuevo sal en un circuito cerrado sin pérdida de ningún producto. En resumen los agentes desinfectantes creados en el proceso son:
Una vez que se han instalado los aparatos se tiene que comprobar que el filtro esté limpio al 100%, y que la piscina y la instalación no tengan cobre, hierro y algas.
Se debe equilibrar el agua de la piscina, comprobando que el pH sea 7.2-7-6, que la alcalinidad total sea 60-120 ppm.
Realizar un tratamiento de choque con cloro (llevar el nivel de cloro a 3 ppm).
Comprobar que el nivel de sal es de 5 g/l, añadiendo 5 Kg. por cada m3 de agua si el agua no contenía sal previamente. Se debe usar sal sin yodo antiapelmazante, no agregándola nunca a través de la célula, sino a travésdel agua de la piscina.
Antes de iniciar el ciclo de trabajo, desconectar la fuente de alimentación y poner la bomba del depurador en marcha durante 24 horas asegurando con ello la completa disolución de la sal.
Por último, encender el sistema de electrólisis salina, con el nivel de cloro libre dentro de los niveles adecuados (1.0 - 1.5 ppm).
1. Agua más sana:
2. Sistema más seguro:
3. Respeta el medio ambiente:
4. Sistema suficientemente probado:
5. Económica:
6. Ahorro en trabajos de mantenimiento:
Se deben limpiar los electrodos en el caso de que no dispongan de un sistema automático de autolimpiado. Éste puede ser programado según las condiciones del agua. Los costes de mantenimiento de la piscina provienen de la reposición de los electrodos por su desgaste, el aporte de sal al agua y el consumo eléctrico del electrodo.
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